64-0112
Shalom
El amanecer de un nuevo día, lo siento en todo mi ser ahora. ¡La Luz de un nuevo día! La Luz de un día en donde no hay noche, no hay tinieblas, no hay sombras, no hay cielos, no—no hay sombras, cielos oscuros, no hay medianoches, no hay tumbas con flores en las praderas, no hay cortejos fúnebres, no hay doctores, no hay morgues. Amén. Yo—yo puedo sentir los—los rayos de Su Luz entrando en mi alma. ¡El nuevo día! El viejo se está yendo. Así como siento la sangre mortal corriendo por mi cuerpo, siento el poder del Espíritu Santo viniendo tras ella, “Levántate y resplandece”. Algo me dijo: “Billy Branham, estás envejeciendo, estás debilitándote, tus hombros están cayendo, tu cabello está poniéndose canoso y se cae”. Es verdad. ¡Y tinieblas y densas tinieblas sobre la tierra! “¡Pero levántate y resplandece!” Siento caer allí el poder de Luz del glorioso Evangelio de Jesucristo el cual me ha hecho una nueva criatura en Él. Espero ese día, amén, ese día nuevo.
Pan diario Apocalipsis 21:5
Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas.
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