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El Segundo Milagro
Rehúse firmar aceptando cualquier cosa que el diablo traiga. Él tendrá que devolverse con eso. Diga: “Rehúso recibirlo. Yo simplemente no lo recibo, no señor”. Él tendrá que devolverse con eso en el Nombre del Señor. Si Ud. lo cree y lo confiesa, y dice: “He aceptado a Jesucristo como mi Sanador”, no hay aflicción ni enfermedad en Ud. que pueda permanecer. Sea firme en eso. Pero a la primera vez que Ud. sea débil y diga: “Bueno, sí, aún tengo eso”. Entonces Ud. vuelve a caer donde estaba. Ud. firmó eso, y lo ha recibido. Dice: “Sí, Sr. diablo, yo—yo sí lo recibo”. ¡Oh, hermano! Párese Ud. ahí mientras—mientras que haya aliento en su cuerpo, diga: “Yo me rehúso a recibir eso. Me rehúso a recibir eso”. ¿Cómo se está sintiendo? “De maravilla, aleluya”. Así es. Eso es correcto. Muéstrele al diablo de lo que Ud. está hecho; Ud. ha nacido de nuevo del Espíritu de Dios, y no tiene por qué postrarse ante sus imágenes. Párese allí, diga: “Yo no quiero tus cosas”. “Pues, tiene aquí tu nombre, el médico dijo…” “A mí no me importa lo que él dice; yo sé lo que Dios ha dicho. Fuera de aquí con eso”. Correcto, así hay que tratarlo a él; devuélvaselo. Él fue quien se lo entregó a Ud., él será el que tendrá que llevárselo.
Pan diario Santiago 4:7
Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.
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