La última Señal antes del Hijo Prometido
Abraham y su grupo no recibieron ninguna otra señal de Dios hasta que llegó el Hijo prometido. ¿Cuál fue esa señal?
65-0426 Probando.Su.Palabra Los.Angeles.CA V-18 N-3 Lunes
220 Ahora Uds. oren, y veamos si estas cosas que yo he dicho son la verdad. Dios conceda que así sea. Yo no digo que El lo hará. Yo espero que El lo haga. Estoy confiando que El lo hará. Con los años que han pasado El jamás me ha defraudado, habiendo cruzado alrededor del mundo, con toda clase de naciones, y con millones de personas. Hasta hoy El no me ha fallado. Y yo estoy seguro, tan seguro como creo que estoy parado aquí, que El ahora no me fallará.
221 Voy a pedirles que sean reverentes y se mantengan en sus asientos, sólo por unos momentos. Vamos a despedir la audiencia principal y orar por los enfermos, en un momento.
222 Pero quiero que Uds. que son creyentes, que no me miren a mí, sino que crean. Digan: “Yo creo que lo que habló el hombre es la Escritura. No sé si estemos tan avanzados en el tiempo como él dice que estamos; pero si es así, entonces eso tiene que suceder. Si sus Palabras son las Palabras de Dios, entonces sus palabras fallarán mas no las Palabras de Dios”.
223 Dios está obligado a respaldar Su Palabra. El la probará. El la probará. “El que en Mí cree...”. El probó que este es el día postrero. El probó lo que sucedería. El probó que esto mismo estaba supuesto a ocurrir.
224 Y recuerden, Abraham y su grupo no recibieron ninguna otra señal de Dios hasta que llegó el Hijo prometido. ¿Cuántos saben que eso es cierto? ¡Esa señal de discernimiento! Y la Simiente real de Abraham, déjeme oírles, o permítanme decirles: ASI DICE EL SEÑOR, Uds. están recibiendo su última señal. Eso es de acuerdo a las Escrituras y la revelación de Dios que está en mi corazón, que habla y dice que esto es la Verdad. Y confío que lo creerán ser la Verdad.
225 Ahora crean. Todos solamente crean, y digan: “Señor Jesús, permíteme tocarte. Yo tengo una necesidad en mi corazón, y sé que el Hermano Branham no sabe nada de mí. Yo ni siquiera conozco al hombre, él no me conoce a mí, mas Tú conoces. Y si él me ha dicho la Verdad, esto sucederá”. Yo les pido que no se muevan, sólo por un ratito. Sean muy...
226 Vean, cada uno es un espíritu. Y yo tomo todo espíritu aquí bajo mi control, en el Nombre de Jesucristo, para que se cumpla Su Palabra.
227 Sean reverentes. Oren. Miren hacia El, digan: “Señor, yo lo creo. Ayuda mi incredulidad”.
228 Empecemos. Tengo que concentrarme aquí en alguna sección del edificio, pues, vean, son tantos, y cada uno de Uds. es un espíritu.
229 Yo no puedo. Ud. dirá: “¿Qué de mí”? Yo no podría decirle. Es algo soberano. Todas las obras de Dios son soberanas. En esta noche habrá mucha gente que sanarán al cruzar esta plataforma, como probablemente habrá muchos que no. Eso está dentro de la soberanía de Dios. ¿Quién podrá decirle a El lo que tiene que hacer? Nadie. El obra de acuerdo a Su Propia voluntad, Su Propio plan.
230 Pero Ud. sólo crea. Sea humilde. No esté nervioso. Sólo extiéndase hacia Dios, y diga: “Señor Dios, yo lo creo”. ¿Ven? “Permíteme tocar Tu manto. Yo tengo necesidad de tal y tal. Yo sé que el hermano no me conoce ni conoce mi necesidad, pero él nos habló de estas cosas que Tú hiciste, y dice que Tú estás aquí igual hoy”.
231 Eso no los excluye a Uds. hermanos acá en la plataforma, a ninguno de Uds. Sólo les pido, hermanos míos, como obreros asociados del—del Evangelio de Cristo. Les hablo tan sinceramente como sé hablar, siendo un hombre moribundo, igual que Uds., (¿ven?), dejando este mundo. Nosotros tendremos que partir. Y yo tendré que responder en el Día del Juicio, por lo que digo. Estoy consciente de eso, muy con siente. Y los aprecio a Uds., lo que son, parándose aquí conmígo, ayudándome. Yo estoy tratando de ayudarlos, haciendo todo lo que yo pueda, por la causa del Reino de Dios. Estoy orando y pidiendo.
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