65-0220 El.Lugar.Escogido.Por.Dios.Para.La.Adoración Jeffersonville.IN V-5 N-7 Sábado
21 Ahora, tomamos este texto de Deuteronomio. Esa es una palabra griega, la cual tiene un doble significado, o es que significa “dos leyes”. La palabra griega Deuteronomio significa “dos leyes distintas”. Y eso es exactamente lo que Dios tiene, dos leyes diferentes. Y una de ellas es la ley de la muerte, y la otra es la ley de la Vida. Dios tiene dos leyes. El seguirle y servirle, y adorarle, es Vida; rechazarlo es muerte. Existen dos leyes en Dios.
22 Ahora, una de esas leyes fue hecha para—fue reconocida ante el mundo en el Monte Sinaí. Dios entregó la Ley a Moisés e Israel. No que la Ley los pudiese ayudar, pero la Ley solamente les mostró a ellos que eran pecadores. Hasta ese tiempo no conocían lo que era el pecado, hasta que tuvieron una ley. No puede haber una ley sin pena. Una ley no es ley sin pena. Por lo tanto, la transgresión de la ley es pecado, y la paga del pecado es muerte. Por lo tanto, hasta que Dios les dio la ley, no les fue atribuida ninguna transgresión. Si aquí no hay ley que diga que Ud. no pueda correr más de veinte millas por hora, entonces Ud. sí puede correr más de las veinte millas por hora. Pero cuando hay una ley que dice que no lo puede hacer, entonces existe una ley y una pena que la respalda.
23 Ahora, la muerte fue—la ley de la muerte fueron los mandamientos dados en el Monte Sinaí, los cuales le mostraban al hombre que era pecador, y al transgredir la Ley de Dios, él moría. Pero en la Ley no había salvación. El...Solamente era un policía el que lo podía encarcelar a uno; pero no tenía nada con lo cual sacarlo. Pero luego El dio otra Ley. Eso fue en el Monte Calvario, donde la cuenta del pecado fue arreglada en Jesucristo. Y allí la pena fue pagada, y no—no con la ley, pero por gracia sois salvos, por la gracia de Dios a través de predestinación, por el conocimiento previo de Dios de su existencia.
24 Ahora vemos estas dos leyes, Deuteronomio, hablando de dos leyes. Habían dos leyes; una era la ley de la muerte y la otra era la ley de la Vida.
25 También le fueron dados dos pactos al pueblo. Hablaremos de ellos mañana. Uno de ellos fue dado a Adán con condición: “Si tú haces esto y no haces aquello...” Pero esa ley fue quebrantada. Adán y Eva la quebrantaron en el huerto del Edén. Luego Dios formó el segundo pacto y se lo dio a Abraham; y esa ley fue sin condición. “No es lo que tú has hecho o lo que harás”, dijo El, “Yo ya lo he hecho”. Eso es gracia; esa es la ley de la Vida. Dios dio aquello para Abraham y para su simiente que le habría de seguir. Esa es toda la simiente de Abraham, como dice la Biblia: “Todo Israel será salvo”. Pero eso no significa Judíos, como dijo Pablo: “Aquel Israel que es en lo interior o Israel exteriormente”. Exteriormente, como hablamos la otra noche, fueron los hijos de Isaac por el sexo. Pero la Ley de Dios fue a través de Cristo, lo cual fue la Simiente Real de Abraham, que por gracia todo Israel es salvo. Eso es, todo lo que está en Cristo es salvo, todo—el segundo pacto de Dios. Pero todas estas cosas prefiguraron a Cristo.
26 Ahora, noten el segundo versículo. El segundo versículo aquí en Deuteronomio 16: “Adoren en el lugar que Yo he escogido”. “Ahora, tienen que adorar a Dios”, dijo El, “en el lugar que Yo he escogido”—no lo que otra persona haya escogido, “pero lo que Yo he escogido”. Ahora, si Dios escogió un lugar; entonces nos conviene a nosotros hallar lo que El dijo al respecto, y dónde está. Yo lo quiero hallar, porque ciertamente yo deseo adorarle. Todos estamos aquí en esta noche para adorarle. Estamos sentados aquí en esta noche como Metodistas, Bautistas, Católicos, Testigos de Jehová, Ciencia Cristiana, y de todo, pero todos estamos buscando algo. Deseamos conocer la Verdad. La Biblia dice: “Conoceréis la Verdad, y la Verdad os hará libres”. Alguien...Ud. no puede saber lo que está haciendo, Ud. no sabe cómo hacerlo hasta saber cómo hacerlo—o más bien Ud. no sabe qué hacer hasta saber cómo hacerlo. Ud. debe saber qué está haciendo y cómo hacerlo.
27 Esto nos muestra que Dios tiene un lugar de encuentro para Sus adoradores en un cierto lugar, y solo en ese lugar es donde Dios encuentra a Sus adoradores.
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