La Reina De Saba MP3 - William Marrion Branham
60-0401m
Cita del Mensaje de William Marrion Branham:
Pero cuán diferente era en los días de Salomón. Todos ellos se reunieron alrededor. Oh, eso era sencillamente maravilloso. Y cuando todos ellos se reunieron alrededor de ese don, ¿qué sucedió? La fama de él, y la fama de Dios, empezó a esparcirse por todas las diferentes naciones. Ahora, en esos días ellos no tenían televisiones, ni–ni telegramas, ni–ni teléfonos, y lo demás. De la única manera que ellos enviaban un mensaje, era de labio a oído. Y todos los que pasaban por allí... Todo Israel... ¿Pudieran Uds. imaginarse el corazón de Israel cómo ardía? Cuando algún extranjero pasaba por allí, le decían: “Oh, Ud. debería ir al templo. El Señor nuestro Dios ha enviado un don. Está morando sobre nuestro Hermano Salomón. Dios lo ha hecho a él un rey ante nosotros, y ese don está sobre él. Ud. debería venir y ver la sabiduría del discernimiento que tiene ese hombre”. Bueno, la gente pasaba, sus corazones se alegraban. Ellos iban y les decían a alguien más. Y la fama de Israel se esparció por todo el mundo, hasta que llegó a los fines de la tierra, muy allá en Seba. Ahora, eso, en aquel tiempo, me imagino, era los fines de la tierra, del mundo civilizado y conocido en ese entonces.
Había una reinita allá. Y pensemos que ella era una pagana. Y cada vez que pasaba una caravana de camellos (alguien se... viniendo de Palestina; ahora desde muy lejos, eso era cruzando todo el desierto de Sahara), pasaba por allí, y decía: “Oye, ¿sabes qué? Deberías ir a Palestina. Esa gente allá tiene un Dios. Ellos lo llaman: ‘Jehová’. Y El no es un Dios muerto; El es un Dios vivo. El no es un ídolo; bueno, El está viviendo allí en un hombre llamado Salomón. Tú nunca has visto tal cosa en tu vida; su poder de discernimiento es más allá de cualquiera cosa que pudiera pensar un humano. Ellos tienen algo a lo que uno puede aferrarse, y decir que vive el Dios de ellos”. Como Uds. saben: “Fe viene por el oír”. Con tanta gente testificando, llegó a un punto en el que el corazón de la reinita empezó a alarmarse. Bueno, después de un tiempo de ella estar oyendo tantos testimonios (y fe viene por el oír), sin discordia al respecto a ello, en lo absoluto como: “Deberías ir a ver. Es ciento por ciento correcto”. Cada persona que pasaba. “Tú deberías mirarlo. Es un don maravilloso de parte de Dios. Y ellos tienen un gran Dios”.
Bueno, esta reinita (sólo pensemos que era de esta manera), un día ella se sentó y leyó sus escrituras paganas. Bueno, prometían tocante a un gran dios que vivió en ese ídolo o en alguna otra cosa. Y la abuela lo había conocido, y el abuelo había pensado de ello y demás. Pero después de un tiempo ella llegó a oír estos otros testimonios de que Este no era alguna teología escrita, sino era una realidad viva. Y yo les digo, si... No hay una sola persona en el mundo que haya venido detrás de la cortina de ídolos para entrar a esta Luz en la que nosotros vivimos, llamada Vida, que no se pregunte adónde se va él cuando pase de aquí. Es sólo el instinto dentro de un hombre el hacer eso. Todos nosotros buscamos. Queremos saber qué está más allá de la cortina. Estamos buscando eso. La reinita empezó a tener hambre; pensó: “Oh, si yo... Creo que iré”. Y después de un tiempo, ella se decidió: “Me estoy cansando de escuchar a otros diciéndome tocante a eso. Yo no sé si está correcto o no, pero yo voy a ir a ver por mí misma”. Esa es la manera de hacerlo. Vaya, y dese cuenta Ud. mismo. No se quede en casa y critique.
Cuando Felipe encontró a Natanael, él dijo: “Ven, y ve a quién hemos encontrado: Jesús de Nazaret, el Hijo de José”. El dijo: “Mira, ¿podría salir alguna cosa buena de Nazaret?” El dijo: “Ven, y ve”. Esa es la mejor cosa para convencerse uno mismo. “Ven, y date cuenta”. Felipe le dio a Natanael la mejor respuesta que cualquier hombre pudiera dar: “Ven, y tú mismo convéncete”.
Bueno, la mujercita pensó que ella iría y se convencería si es que estaba correcto o no. Pero miren, ella tenía muchas cosas que enfrentar, muchas más que Uds. y yo tenemos, para tratar de encontrar la verdad. La primera cosa, antes que ella pudiera ir... Ella era una reina. Y ella tenía gran autoridad. Y no hay duda que su nombre estaba allí en el gran libro de la iglesia, era muy distinguido. Así que la primera cosa que ella debía hacer, sería hablar con su sacerdote pagano y pedirle permiso para ver si ella podía dejar la iglesia, e ir allá y darse cuenta tocante a esa otra religión.
Bueno, Uds. pueden imaginarse qué clase de respuesta ella recibió. Bueno, yo puedo ver a ese sacerdote pagano, como Uds. saben, pararse allí, y decir: “Mira, espera un momento, hija. Tú sabes que tú no quieres seguir filosofías vanas como ésa; porque te digo que si hubiera algún dios vivo, ése sería nuestro dios”. Como Uds. saben, nosotros pudiéramos no tener paganos, pero de seguro sí tenemos la misma clase de sacerdotes. Sí, señor. “Si Dios iba a hacer alguna cosa sobrenatural, El la haría aquí en nuestra iglesia. El no iría allá y la haría; El la haría aquí”. Pero, ¿saben Uds.?, la cosa de esto es que Dios la hace en dónde El quiere, y cómo El la quiere. Y no nos toca a nosotros cuestionar a Dios.
Entonces nos damos cuenta... Yo puedo ver al sacerdote decir: “Bueno, mira hija, tu abuela, tu tatarabuela, y todos los antecesores de ella, todos adoraban a este gran ídolo aquí. Es un gran dios”. Ella dijo: “Sí, señor, probablemente eso es verdad; yo tengo todos los pergaminos sobre ello. Pero yo he leído todo este pergamino vez tras vez, y tras vez, y tras vez, y tras vez, lo que él haría, lo que él haría, pero yo nunca lo he visto a él hacer una sola acción”. Esa es una buena respuesta. “Yo no he visto una sola cosa. Todo lo que yo veo es un pedazo de piedra puesto allí”. Y si eso es todo lo que Ud. tiene, hermano, Ud. está casi en una condición tan mala como ella lo estaba. Correcto. Algún edificio o algo como eso, que es un gran pedazo de piedra, de que se dice: “Esta es mi iglesia. Esta es mi denominación...” Esas cosas están bien, pero eso no es de lo que yo estoy hablando. Yo estoy hablando de un Dios Vivo. Uno que no está muerto; Uno que está vivo en estos momentos, Uno que está aquí, tan real como El siempre fue real. El lo prometió.
Y entonces, ella dijo: “Bueno, mire señor: yo nunca lo he visto moverse. Yo nunca lo he visto hacer algo. Mi abuela nunca lo vio a él hacer algo. Y ni tampoco la madre de ella lo vio. Y yo he vivido hasta este momento. Y he oído que sí hay Uno que está vivo. Yo voy a ir a verlo a El. No importa lo que Ud. piense, yo voy a ir de todas maneras”. Me gusta ese valor. Darse cuenta Ud. mismo. Ella dijo: “Mire, si no está correcto, regresaré y le diré a Ud. que no está correcto; pero yo sabré en mi corazón si está correcto o no”. Ahora, yo puedo imaginarme que antes que ella iniciara su viaje, ella ya tenía algunos pensamientos en su mente como éste: “¿Qué si no está correcto? O, ¿qué si está correcto? Ahora, si está correcto, y hay un Dios Vivo, que se está moviendo, vivo entre la gente, y El mismo mostrándose vivo (no una piedra, sino un Dios Vivo), si así es, yo voy a apoyarlo con todo lo que tengo. Vale la pena”.
Ella ensilló sus camellos, y–y tomó grandes cantidades de plata, oro, mirra, incienso. Ella se preparó para iniciar su viaje. Ahora, ella pudiera haber pensado esto: “Si es verdad, yo lo apoyaré. Pero si no es verdad, yo me traeré mi dinero de regreso a casa”. Esa es una buena idea para América. Quizás no debería haber dicho eso. Yo sólo esperaré un momento, para dejar que penetre muy profundo. Si es Dios, apóyenlo con oración, con todo lo que Uds. tengan. Hagan todo lo que Uds. puedan para hacerlo que avance. No tanto con dinero; un poco de dinero aquí y allá es una ayuda, por supuesto, pero... cuando se necesita esa ayuda. Pero la cosa principal, es mantener el dinero tan alejado de ello como Uds. puedan; pónganse Uds. mismos allí en lugar de su dinero. Dios los quiere a Uds. en el altar, no su dinero. Es mejor que Uds. sean... Y este... Yo.... La proximidad de la Pascua, siempre me pone medio enfermo, espiritualmente. Mi gastronomía espiritual no puede disolver eso, cuando ellos van y ponen una maceta grande de lirios en el altar. Dios no quiere lirios en el altar; El los quiere a Uds. en el altar. Los altares no fueron edificados para lirios. Caín pensó así. Uds. ven lo que sucedió. El altar fue edificado para Uds. Uds. son el regalo que El quiere que esté en el altar.
Y ella dijo: “Si no es así, yo regresaré con mi dinero”. Ahora, cuando ella tuvo listos todos sus camellos... Y por supuesto, tal vez ninguna de aquella gente allá quiso ir. Y recuerden: ella tenía por delante una jornada larga, y tenía que cruzar el desierto de Sahara. Y ella no tenía un Cadillac con aire acondicionado. Ella tenía un camello sobre el cual cabalgar en esa arena hirviendo de caliente. Con razón Jesús dijo: “Ella se parará en el Día del Juicio, y condenará a esta generación”. Ella cruzó todo ese desierto. Le tomó tres meses para cruzarlo. Y algunas personas no caminan tres minutos cruzando la calle, para ver la manifestación del Dios Viviente, viviendo entre Su pueblo, sino que los clasifican como un montón de “santos rodadores”. Ahí lo tienen Uds. Con razón a esta nación le pertenece el juicio.
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