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Hablad A La Roca MP3 - William Marrion Branham

60-0723

Cita del Mensaje de William Marrion Branham:

Dios le ha dado a toda persona enferma aquí sanidad Divina, a cada uno de Uds.; Jesús fue herido por nuestras rebeliones; por Sus llagas fuimos nosotros curados. Es suya. Pero Uds. tendrán que pelear por cada pulgada que Uds. posean. “Por dondequiera que la planta de tus pies viajare”, Dios le dijo a Josué–a Josué: “Yo se las he dado”. Pisadas significan posesión. Entremos, en esta noche. Amén. Entremos. Pisadas son posesión. Tomemos toda pulgada de terreno que Dios nos ha dado. Si Uds. no han recibido el Bautismo del Espíritu Santo, Pedro dijo: “La promesa es para vosotros, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos, para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”. Pisadas son posesión. Vayamos a tomarla. Es nuestra. “Jesucristo es el mismo, ayer, hoy, y por los siglos”, poseámosla. “Las obras que yo hago, vosotros haréis también”. Poseámosla. Es la promesa de Dios. No miren a las circunstancias. No miren cuán difícil es. Poseamos la tierra. Nosotros tendremos una reunión, como esta mañana estuvimos teniendo una reunión allá, y el Espíritu Santo estaba cayendo en el lugar, la gente gritando, clamando, alabando al Señor; y luego alguien vino y dijo: “Ore por mí Hermano Branham”. Yo impuse manos sobre él y oré por él. Yo dije: “Ahora, vaya y crea”. Ahora, esto es lo que es; es fácil sentir el poder de Dios, verlo cuando uno cree. Pero, entonces, cuando se llega al reto, ¿es uno capaz de poseer la cosa que uno profesa tener? Esa es la cosa, hermano. Nosotros tenemos que obtenerla; tenemos que tomarla; es nuestra, pero uno peleará por cada pulgada.

Josué peleó por cada pulgada de terreno desde un extremo del país al otro. Pero él tenía una promesa. Dios dijo: “Yo te la he dado a ti”. Amén. Ya sea si hay gigantes, o si hay ateos, donde hay incrédulos, donde hay iglesias formales y frías, ¿qué más da? Dios dio la promesa; tomémosla. Es nuestra; nos pertenece. Es nuestra posesión. Vayamos a tomarla. No tengan temor; no se queden atrás y digan: “Bueno, yo–yo creo que los días de los milagros han pasado. Oh, yo no sé”. No hagan eso. Eso no se parece a un hijo de Abraham. No importaba qué tanto la promesa parecía prolongarse. Bueno, continuó por veinticinco años. Pero en vez de Abraham ponerse más débil, él se fortaleció más todo el tiempo, porque todo el tiempo él sabía que sería un milagro más grande. Y si se ora por nosotros una noche, y a la siguiente mañana todavía tenemos malo el estómago, nosotros diremos: “Quizás yo nunca recibí mi sanidad; tengo que pasar por la fila otra vez”. Oh, ¿y se llaman Uds. mismos un hijo de Abraham? ¡Aleluya! Si Dios hizo una promesa, Dios dio la promesa, y Uds. la creen; a mí no me interesa lo que acontezca; es suya. Peleéle al diablo en cada onza de terreno en que él se pare; siga adelante y tómela. Tome la espada de la Palabra. Las promesas de Dios son verdad. Nada puede detenerlas; son las promesas de Dios. El nos dio la promesa de eso así como El se la dio a los hijos de Israel. La iglesia Pentecostal ha venido a su Cades Barnea. ¿Podemos nosotros? ¿Podemos hacerlo? “Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos”. ¿Podemos subir allá y echar mano de la promesa de Dios y decir: “Es la verdad; yo la reclamo. Me pertenece; es mía. Dios me la dio a mí?” “¿Cómo vas a hacerlo?” “Yo no sé; no son mis asuntos”.

Como yo estaba predicando una vez sobre Elías. Y un hombre me dijo después del servicio; él dijo: “Mire, espere un momento, predicador; yo creo que Ud. es un hombre muy sensato como para creer que esos cuervos en verdad le trajeron a Elías pescado y pan”. Yo dije: “Yo lo creo, cada palabra de eso”. Dije: “El pescado estaba asado y el pan estaba horneado”. El dijo: “¿Cómo Ud.... ? ¿Adónde...? Dígame entonces, mi amigo...” El era un testigo de Jehová. El dijo: “Dígame entonces, mi amigo; ¿de dónde obtuvieron esos cuervos ese pescado asado y ese pan horneado?” Yo dije: “Eso no me corresponde a mí preguntar. No le correspondía a Elías haber preguntado. La única cosa que él sabía, cuando él tenía hambre, era que los cuervos estaban allí trayéndole el pan y el pescado, y él se los comía. Yo dije: “Esa es la misma cosa con el Bautismo del Espíritu Santo. Yo no puedo decirle de dónde viene, cómo llega allí; yo sé que viene, y yo lo disfruto. Y eso es todo lo que me interesa”. Yo no puedo decirles cómo obra la sanidad Divina. Yo no puedo decirles cómo una vaca negra puede comer pasto verde y dar leche blanca, pero yo me la tomo de todas maneras. Yo no trato de descubrir la fórmula para eso. Yo no sé qué es lo que causa que el Espíritu Santo caiga en una reunión, y que la gente hable en lenguas y profetice, y que los paralíticos salten de las sillas de ruedas, y que los enfermos sean sanados. Yo no les puedo decir eso. La única cosa que sé: Dios la ha prometido, y es nuestra posesión. Tomémosla y vayamos con ella. Ellos no pueden explicar cuán lejos está la luna o cuántas moléculas hay en un átomo; esos no son nuestros asuntos. Pero la única cosa que saben: Dios la prometió; ellos la recibieron y la están disfrutando. Amén.

Allí es en donde hicieron su error, cuando ellos vinieron al tribunal y trajeron la evidencia de una tierra buena. Yo estoy tan contento que hubo personas hace años, quienes la abordaron a pesar de todas las formalidades y subieron y poseyeron la Tierra y tomaron la evidencia y regresaron, diciendo que había una Tierra más allá del río. Amén. Yo estoy tan contento por eso. Ahora, ellos hicieron su error fatal cuando comenzaron a murmurar contra Moisés y contra los siervos de Dios, y contra Dios, y los pasó por alto. Y recuerden, cada uno de ellos que murmuró nunca entró allá a la tierra. Jesús dijo cuando El estuvo en la tierra: “Vuestros padres comieron maná en el desierto, pero todos están muertos. (Correcto). Pero Yo soy el pan de Vida que viene de Dios, del Cielo, para que el que de él coma, no muera”. Oh, a mí me gusta eso. Pasar de muerte a Vida, llegar a ser una nueva criatura en Cristo Jesús.

La carnalidad había quitado su abastecimiento espiritual. La carnalidad había quitado todo su gozo. Todo... Ellos comenzaron a murmurar y a quejarse; ellos los llevaron al desierto. Si hay alguna cosa que me desagrada, es un desierto. Es caliente; casi no hay nadie que pueda vivir allí, y todo en lo que uno se reclina en el desierto tiene espinas. Toda clase de vides pequeñas, tienen espinas en ellas. ¿Saben Uds. por qué? Es porque no hay agua allí. Ahora si esa misma plantita creciera en mi región, allá en una región donde llueve, esa plantita no sería una espina. Esa espinita se desenvolvería, y sería una buena hoja tierna y delicada al entrar en un lugar de riego. Eso es lo que pasa con las iglesias; la razón que ellas se pelean y discuten y se excitan aún así llamados Cristianos, es porque ellos han sido pasados por alto sin recibir la Tierra de bendición, sin recibir la Fuente que nunca se seca, el Peñasco en la tierra calurosa. Y ellos habían llegado a secarse y ser carnales. Ellos querían pinchar y decir: “Los días de los milagros han pasado. Ese es un montón de santos rodadores. No hay tal cosa como esa”. Oh, sólo permítanles que vengan al agua una vez. Es para desenvolverse y ponerse tierno y dulce, y amable y humilde. Algo acontece cuando Ud. lo pone en agua. Yo no sé por qué, pero sucede de esa manera. Oh, la carnalidad los había separado.

Miren, aquí está lo que habían hecho. Ellos habían dejado las ollas de ajo de Egipto para comer alimento de Angeles y se estaban quejando. ¿Se pudieran Uds. imaginar eso? Sí, lo vemos. Ellos también lo vieron; ellos habían dejado las aguas lodosas de Egipto para beber de esa Roca espiritual, todavía quejándose al respecto. Ellos habían dejado a los médicos jactanciosos de Egipto, que se jactaban de qué tan grandes eran, para estar con el gran Médico que no había... Aun su ropa no se gastó, y no hubo ningún enfermo entre ellos cuando ellos salieron del desierto, todavía quejándose. Y entonces ellos habían dejado la... ellos también habían dejado a la gente que decía que los días de los milagros habían pasado, para estar con el pueblo que tenía señales siguiéndole a los creyentes. Ahora, ¿no es eso exactamente lo mismo hoy en día? Uds. salieron de esa cosa fría formal, recibieron el Espíritu Santo, y Dios los llenó con bondad, y Uds. están bebiendo de esa Fuente que nunca se seca, y todas esas cosas allí, gozo inexplicable y lleno de gloria, y luego, ¿empezar a quejarse? Exactamente la misma cosa. Cuando menos lo piensan, Uds. son pasados por alto y llevados al desierto. Dios lo hace de esa manera. Simplemente es de esa manera. Eso... La gente... Dios no lo hace; la gente misma lo hace. Su propia mente carnal lo hace.

Ellos habían visto diez milagros poderosos hechos allá en Egipto: moscas, piojos, fuego, el ángel de la muerte. Todo lo habían visto en Egipto. Todos estos grandes milagros que habían visto a Dios hacer, y todavía pensaban carnalmente. Y entonces vieron el Mar Rojo, que yacía allí en su camino del deber. Entonces ellos estaban es su camino marchando, salieron, allí estaba una Columna de Fuego delante de ellos, y marcharon hacia el Mar Rojo. Y cuando llegaron allí, justo en la línea del deber estaba un obstáculo. Y cuando menos lo pensaron, les dio temor, y no sabían qué hacer. De esa manera actúa la gente hoy en día. Le da temor cuando están justo en el camino del deber... Escuche, hermano, permítame decirle esto: si Ud. está caminando en la Luz, teniendo compañerismo con Dios, con Su pueblo, y el Espíritu Santo está sobre Ud., y Ud. se encuentra con un obstáculo justo en el camino del deber, no se detenga, sólo siga persistiendo. Dios abrirá paso a través de él. Esa es una de las más grandes experiencias de mi vida, es ver a Dios. Cuando no puedo pasar por arriba de él, pasar debajo de él, darle la vuelta a él, o de alguna manera, Dios abre paso, y yo paso a través de él. De alguna manera u otra, Su gracia es suficiente para llevarnos a través de él.

Ahora, ellos llegaron a eso y vieron ese Mar Rojo abrirse, y ellos... ¡qué gran cosa fue esa! ¿Cómo podían murmurar? ¿Como podían quejarse después de haber visto esos milagros? ¿Cómo podemos quejarnos hoy después de haber visto lo que hemos visto? Grandes avivamientos, campañas de sanidad, el Espíritu del Señor descendiendo; es un Discernidor. La Biblia dijo la Palabra de Dios, y Jesús era la Palabra. “En el principio era el Verbo; el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Y el Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros”. Dios se cambió El mismo a Su forma. Dios que creó la tierra, llegó a ser tierra y vivió en la tierra. Dios, quien fue hecho carne, llegó a ser carne y vivió en carne. Oh, eso debería atraer a la gente. Dios pudiera haber descendido del Cielo con una rotunda salutación Angelical si El hubiera querido. Dios pudo haber descendido como un–un hombre ya maduro, Angeles a ambos lados, descendiendo por el corredor del cielo, con las trompetas del Cielo tocando. El–El pudiera haber hecho eso. El pudiera haber venido como un hombre maduro, pero él escogió venir como un bebé. El pudiera haber nacido en un palacio. El pudiera haber sido creado en los Cielos si El hubiera querido. Pero El escogió venir, sin tener siquiera una cama para nacer. El fue a un pesebre, sobre un montón de estiércol, y El escogió nacer sobre un montón de estiércol. Debería ser atractivo. Jehová llorando como un bebé, Jehová jugando como un muchacho, Jehová trabajando como un hombre, oh, es un gran misterio. Es una súper señal para la gente. Todos están queriendo señales; esa es la señal más grande que Dios haya hecho, cuando Dios llegó a ser carne y habitó entre los hombres. Una súper señal. Ciertamente eso atraería a la gente. Pero ellos se vuelven carnales, se apartan: “Oh, sí, yo creo que eso está muy bien”. Oh, eso está mucho más que bien. Es la perfección de Dios obrando, formándose El mismo, cambiando Su forma, haciendo una tienda y viviendo en Su tienda, extendiéndola entre nosotros y viviendo como nosotros vivimos. Amén. Dios, está aquí, pero no atrae la atención. La iglesia se pone carnal y lo ignora, lo pasa por alto, se aparta de estas grandes cosas.

Ahora, nos damos cuenta que ellos ya habían visto estos milagros. Miren lo que estaba con ellos. Ellos tenían una Roca herida con ellos; podían beber de Ella. Tenían una serpiente de bronce con ellos para sanidad. ¡Oh, hermanos! Ellos tenían un–un profeta con ellos que tenía la Palabra de Dios. Sobre el profeta estaba una Columna de Fuego que estaba guiando. Y en ninguna ocasión Ella les había fallado. ¡Gloria! ¡Oh, yo–yo tengo ganas de gritar! Miren, Ella no había fallado. Dios no falla. El no puede fallar y seguir siendo Dios. El todavía es Dios. La Roca herida, la serpiente de bronce, un profeta, una expiación, un sacrificio, todo lo que la gracia ya les había provisto. Y después que Dios había hecho todas esas cosas... Ellos eran como mucha gente hoy en día: tienen que ser mimadas. Dios no quiere bebés. Dios quiere hombres y mujeres. A mí me gusta el testimonio de Buddy Robinson; él dijo: “Señor, dame el espinazo del tamaño de un tronco. Pon bastante sabiduría en el hastial [parte superior triangular de la fachada de un edificio–Trad.] de mi alma. Permíteme pelearle al diablo mientras me quede un solo diente, y luego morderlo con las encías, hasta que yo muera”. Eso es lo que nosotros necesitamos: valor, no un hueso de pechuga, sino un espinazo, un corazón verdaderamente lleno con el Espíritu, lleno con el Espíritu Santo, santificado por la Sangre de Jesucristo, viviendo en una vida... andando en el camino de Dios, guardando Sus mandamientos, reclamando toda promesa como su propia propiedad. ¡Aleluya!

Oh, yo sé que me comporto como un loco, pero si Uds. se sintieran como yo me siento, Uds. se comportarían de la misma manera. Está bien, porque es bueno. Alguien dijo: “Hombre, Ud. ha perdido su mente”. Bueno, quizás la he perdido, pero si la he perdido, sólo déjeme en paz. Yo estoy más contento de esta manera que lo que estaba de la otra manera. Así que sólo déjeme quedarme así. Yo estaba caminando en la ciudad; yo oí a un hombre decir una vez... Había un hombre que venía por la calle; él tenía un letrero enfrente de su pecho, así de esta manera, como que él estaba protestando en alguna parte; él dijo: “Yo soy un loco para Cristo”. Y en su espalda (después que él había pasado), miré hacia atrás, decía: “¿Por quién está loco Ud.?” Así que me pregunto. Yo prefiero ser un loco para Cristo, conocerlo a El, saber esto, que yo lo conozco a El en el poder de Su resurrección, para que algún día cuando la muerte me lleve, a ese último y gran canal que está más allá... Mi corazón late cada minuto que va hacia ese canal, pero cuando yo llegue a él, yo no quiero llegar como un cobarde, yo quiero caminar allá, y envolverme yo mismo en los mantos de Su justicia, sabiendo esto, que yo lo conozco en el poder de Su resurrección, para que cuando El llame yo salga de entre los muertos, dejando esas cosas en el pasado; prosigo a la meta del supremo llamamiento. ¡Gloria! Sí, señor.

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1 comentarios:

  1. Dios los bendiga grandemente mis preciosos hnos del mensaje de la novia de Cristo Jesus

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