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Crees Tú Esto MP3 - William Marrion Branham

60-0402

Cita del Mensaje de William Marrion Branham:
El Dios de la historia siempre se levanta en la escena en un momento crucial. Lo necesitamos. Ese es el problema con la iglesia hoy en día. Nos estamos quedando muy atrás. Nos estamos rindiendo a las modas del mundo. Y gradualmente, año tras año, empieza a morir un poquito y a marchitarse. Dentro de poco será el tiempo de podar. Dios la podará tan seguro como estoy parado en este púlpito. Dios la podará para hacerla que produzca fruto. El podará las obras del mundo de ella, uno de estos días. Es tal desgracia, de la manera que la iglesia se ha comportado bajo el nombre de religión. Y nos damos cuenta, que cuando Jesús salió, la muerte entró. Cuando Jesús sale de nuestra iglesia, el poder del Espíritu Santo sale de nuestra iglesia, empieza a menguar y–y a morir. Y después de un tiempo, no hay nada más en ello. Ahora, cuando Jesús salió, la muerte entró. ¡Oh, qué tiempo tan triste fue!

Y fíjense: ellos buscaron por dondequiera, y enviaron para traer a Jesús, pero El no vino. Enviaron otra vez a traerlo, y El no vino. Pero El sabía lo que El iba a hacer. El sabe en esta noche, lo que El va a hacer. La causa no está perdida con El; El sabe exactamente lo que El está preparando para hacer. El va a levantar a un pueblo, tan cierto como estoy parado en este púlpito. El levantará a un pueblo por causa de Su Nombre, de la generación gentil. El lo hará. El tiempo de los judíos está ahora a la mano, y el de los gentiles está finalizando, porque el de ellos se está acabando. Ellos están rechazando a Cristo; están rechazando sus señales; están rechazando todo lo que es llamado piadoso, y nombrándolo como algún tipo de telepatía o poder demoníaco y hacer... Ellos están blasfemando al Espíritu Santo, y sellándose ellos mismos fuera de Dios. Y Dios tomará esa minoría, después de un tiempo, y la levantará para ser una Iglesia poderosa, y luego tornará el Espíritu hacia los judíos, y se llevará a la Iglesia gentil al Hogar. Exactamente correcto. Ella se está formando ahorita. ¡Bueno, casi estamos en el tiempo del fin!

Jesús, El sabía. Y después de un rato El dijo: “Nuestro amigo Lázaro duerme”. Bueno, los discípulos pensaron que él estaba tomando un descansito. Ellos dijeron: “Bueno, si duerme, sanará”. Bueno, El lo dijo en Su... las palabras de ellos, para que ellos lo entendieran, dijo: “El ha muerto, y me alegro por vosotros, de no haber estado allí”. ¿Ven? “Me alegro por vosotros, de no haber estado allí”. Porque ellos hubieran estado pidiéndole a El sanarlo, que lo sanara, pero El sabía que no podía hacerlo, porque la visión todavía estaba... después de esos cuatro días, El sabía que esa era la hora que el Padre le había dicho a El. ¡Cuán hermoso lo que él dijo en el sepulcro!: “Padre, gracias te doy por haberme oído. Pero Yo lo digo por estos que están alrededor”. ¿Ven? El ya sabía lo que El iba a hacer. El dijo: “Yo iré a despertarlo”.

Ahora, me puedo imaginar que ese pequeño hogar estaba realmente destrozado. El que sostenía la familia había partido. ¡Qué tristeza! Oh, es maravilloso cuando uno tiene un hogar triste o un corazón triste, y luego Jesús aparece de repente, ¿no es así? Me puedo imaginar viendo a Marta, una hermosa mujercita con un velo negro cubriendo su rostro, y a la pequeña María, y ellas abrasándose una a la otra, diciendo: “¿Qué haremos? Papá y mamá han partido, y nuestro precioso hermano. Ahora, hemos dejado la iglesia, y fuimos excomulgados de ellos. Y salimos para seguir a Jesús de Nazaret, y El se ha ido a alguna parte, y nos ha dejado”. Yo puedo oír a un crítico llegar y decir: “Oye, ¿en dónde está ese Sanador Divino, ese Profeta de Galilea? ¿En dónde está El ahora? ¿Ven?, cuando realmente llega el tiempo para que El haga algo, El se va. Ahí está”. ¿Ven?, a Dios sencillamente le gusta hacer eso, sólo para dejar que la gente–dejar que la gente muestre lo que es, que... sólo probándola para ver lo que realmente es. El le da una bendición, El aparece, El mismo se muestra, El mismo se introduce a la gente, sólo para ver qué clase de reacción tomará, sólo para ver lo que ella hará al respecto.

Ahora, encontramos entonces que después de–de unos cuántos días, cuatro días... El pobre Lázaro estaba muerto. Ellos lo habían enterrado. El segundo día, el tercer día, el cuarto día... Ahora, cualquiera sabe que la corrupción se establece después de tres días: primero se cae la nariz de la cara. Y entonces la corrupción se establece: los gusanos de la piel se empiezan a comer el cuerpo. Ellos lo pusieron en la tierra, pusieron una grande roca sobre la cueva en donde lo tenían. Y de vez en cuando las muchachas iban y se arrodillaban al lado del sepulcro y lloraban. Y después de un tiempo, las noticias se esparcieron: “Jesús ha venido. Lo vimos entrando a la ciudad”. Oh, esa pequeña Marta, que había sido tan, aparentemente tan dilatoria al respecto, ella probó entonces de lo que ella estaba hecha. Ahí viene ella. Ella va en camino entonces, sale corriendo a buscarlo a El. Yo puedo oír a algunos de ellos a lo largo del camino decir: “Bueno, me supongo que ahora estás convencida de que tu religión era falsa”. Ella sencillamente los ignoró y siguió adelante. Pasó directamente por todos los críticos. Ella siguió hasta que lo vio a El, quizás sentado en la esquina de la calle.

Ahora, aparentemente, ella debe... ella debía haber tenido derecho de reprocharle a El y–y hablarle mal a El. Bueno, ella no corrió y dijo: “Mira esto, mira esto Tú. Se supone que Tú eres un Profeta, un Hombre de Dios. ¿Por qué no viniste cuando te llamamos? Bueno, nosotros somos el hazmerreir del pueblo ahora. Salimos de nuestra iglesia para seguirte a Ti”. Parecía que ella tenía derecho. Pero, como Uds. saben, como prediqué sobre: “El Cordero y la Paloma”, si somos un cordero, un cordero cede todo derecho que él tiene. Eso es exactamente correcto. El no tiene nada mas que lana, así que tiene que ceder eso. Y Uds. ceden todo derecho que Uds. tienen para servir a Dios. Eso es exactamente correcto. Estaba exhortando a las mujeres tocante a la manera que ellas estaban usando esas ropitas, como Uds. saben, y ellas dijeron: “Bueno, nosotros– nosotros somos americanas. Podemos hacer lo que queremos”. Yo dije: “Eso es exactamente correcto, pero si Uds. son un cordero, Uds. cederán sus derechos”. Fumando cigarrillos y comportándose de esa manera, esa es la cosa más peor que una mujer alguna vez ha hecho. Eso es exactamente correcto.

Una señora me dijo, no hace mucho, hablando conmigo, dijo: “Pero, Hermano Branham, no hacen otra clase de ropa”. Yo dije: “Pero todavía hacen máquinas de coser y venden telas. No hay excusa para eso en lo absoluto”. Eso es exactamente correcto. Recuerde: algún día, Ud. pueda que sea pura aquí para su esposo, pero será responsable de adulterio por ello, tan cierto como... “Cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”.

¿Qué es lo que pasa con las mujeres Pentecostales hoy en día?, es lo que yo me estoy preguntando. ¡Cómo es que Uds. se han alejado de la antigua línea de separación! Cómo es que sus madres solían usar cabello largo. Y hoy en día las mujeres Pentecostales se pintan como un montón de “Martes de Carnaval”, y se cortan su cabello, y usan ropa cortita de esa manera, igual que el resto del mun-... salen y cortan el césped en el patio de enfrente en la tarde, cuando los hombres están pasando. ¿Comprendes, mujer, que vas a tener que responder por cometer adulterio con esos hombres? Tú misma te presentas a ellos para ese propósito. Es un espíritu malo en la iglesia y en las personas, y ellas no lo saben. ¡Ciegas y no lo saben! Es la verdad. Quizás Uds. pudieran decir que yo no tengo derecho de decir eso como evangelista. Bueno, yo–yo tengo que seguir el liderazgo del Espíritu Santo; eso es todo lo que puedo decir. Uds.... Cuando yo los encuentre a Uds. en el Juicio, entonces no tendré que tener la sangre de Uds. en mis manos. ¡Apártense de toditito terreno que se mire como de Satanás! ¡Apártense de eso! Huyan de eso... A mí no me importa cuántas estrellas de televisión... Ud. aquí no es una estrella de televisión; Ud. es una hija de Dios.

Yo prediqué en la iglesia de un pastor el otro día en la mañana, tocante a un esclavo, en el tiempo en el que ellos vendían esclavos, hace mucho. Y ellos solían pasar y comprarlos en la subasta. Y la gente estaba allí llorando, clamando, por causa de su tierra natal; ellos ya nunca más regresarían. Y los tenían que azotar. Y los compraban así como uno compraría un automóvil, sólo por cualquier cosa, los precios, y vendían a esos seres humanos. Y un día, pasó un comprador, un agente financiero, a una fundación grande, a una plantación grande, quise decir. Y él dijo: “¿Cuántos esclavos tienes de venta?” Dijo: “Bueno, yo tengo algunos para cambiar”. Ellos procuraban comprar a los fornidos. Tomaban a esas madres, padres... Si la mujer con la que se habían casado era una mujercita débil, tomaban a esos hombres fornidos y saludables y los cruzaban, como a los caballos y animales. Nunca estuvo correcto. Dios hizo al hombre. El hombre hizo esclavos. No estuvo correcto para empezar, nunca. El propósito de Dios no era que el hombre fuera un esclavo. No, señor. Y no... Observen lo que sucedió. Entonces en medio de todo eso, ese hombre dijo: “Bueno, me gustaría comprar algunos de ellos...” El se fijó en un joven allí. Ellos no tenían que azotarlo. Su rostro estaba erguido, como un verdadero caballero, caminando por ahí. Y ese agente financiero dijo: “Me gustaría comprar ése”. El dijo: “Pero él no está de venta”. El dijo: “Bueno, ¿por qué?” Dijo: “¿Es él el patrón?” El dijo: “No, él es un esclavo”. “Bueno”, dijo: “Bueno, ¿lo alimentas mejor que a los demás?” El dijo: “No. El come allá en la cocina con los demás. El es un esclavo”. Dijo: “¿Qué es lo que lo hace a él tan diferente de los demás?” Y el dueño dijo: “Yo mismo me preguntaba eso por mucho tiempo, pero un día me di cuenta. Allá en la tierra natal, su padre es el rey de la tribu. Y aunque él es un extranjero, lejos de su hogar, él todavía sabe que es el hijo de un rey y se comporta como tal”. Si el... Si un nativo africano podía comprender que su padre era un rey, y aquí como un extranjero en una tierra extraña él todavía podía saber que al otro lado del mar era el hijo de un rey, ¿cómo deberían las mujeres y los hombres ellos mismos comportarse, cuando Uds. son hijos e hijas de Dios? Actúen como ello. Seguro que sí. Compórtense Uds. mismos; límpiense Uds. mismos, y actúen como hijos e hijas de Dios. Con razón, ¡qué condición!

Escuche también el Mensaje La Reina de Saba

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