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Como El Águila Que Excita Su Nidada William Marrion Branham

Como El Águila Que Excita Su Nidada MP3 - William Marrion Branham

60-0804

Cita del Mensaje de William Marrion Branham:
Uds. recuerdan cuando nacieron de nuevo, la primera vez que el Espíritu Santo vino a Uds., y llegaron a ser unos Cristianos; Uds. se sentían como que iban caminando sobre plumas, ¿no es así? Yo recuerdo cuando yo fui salvo, yo... Bueno, yo estaba como a unas cuarenta yardas [unos 36 m.–Trad.] de la casa, y había una acera de tablones que dirigía hacia allí. Y déjenme decirles, yo no creo que alguna vez toqué un solo tablón yendo por allí. Y mi mamá me dijo: “¿Qué es lo que pasa contigo, Billy?” Yo dije: “Yo no sé, mamá. Sencillamente no le puedo decir”. Y yo–yo tomé mi Biblia; no la podía leer. Tomé un himnario; no lo podía leer. Lo puse a un lado. Luego salí para atrás de la casa. Había allí una vía de ferrocarril en la parte de atrás, y me subí a esa vía de ferrocarril (tuve que dejar escapar el “vapor” en alguna parte), y corrí por la vía tan veloz como podía, y salté muy alto en el aire, y grité a voz en cuello: “¡Yupiii!”, tan fuerte como podía. Yo tenía que “ventilar” ese sentir. ¡Oh!, yo estaba flotando en el aire. ¡Hermanos!, ¡ese nuevo nacimiento!

Cuando ese pequeño aguilucho llega, ¡oh!, él es un... él ama su hogar. Ahora, la madre águila sale y caza peces, y caza conejos, y caza ovejas o lo que ella puede cazar, y le prepara a ese pequeño aguilucho una buena dieta. Ella se asegura que ese aguilucho obtenga la cosa correcta. Yo estoy tan contento que Jehová se asegura que Sus aguiluchos obtengan la clase correcta de alimento. El lo pondrá delante de Uds., sin importar si Uds. lo quieran comer, o no. Uds. tendrán que voltear su cabeza. Pero si Uds. son águilas por nacimiento: “Mis ovejas, Mis aguiluchos, conocen Mi voz”. Ellos reconocen el alimento. Dijo: “¿Me amas, Pedro?” Dijo: “Apacienta Mis ovejas”. Me gusta eso: “Apacienta Mis ovejas”. “Pastorea Mis ovejas”, no las forces; ¡apaciéntalas! Apaciéntalas con la Palabra de Dios; a ellas les gusta la comida de oveja. Uds. saben, a alguna gente no le gusta esa comida de oveja. La comida de oveja es ese buen sentir chapado a la antigua de la salvación chapada a la antigua, se siente tan libre como se puede sentir, y sin condenación. Bueno, nosotros nos solíamos parar y palmear nuestras manos y cantar: “Yo me siento muy bien; no hay condenación en mi corazón”, disfrutando unos momentos grandiosos. Y por supuesto, eso causará que las gallinitas miren hacia arriba y digan: “¡Aaah, es fanatismo!”

Hubo un granjero no hace mucho tiempo que era un granjero ambicioso. El no tenía algo que se podía llamar una granja, pero él cultivaba buenas cosechas, y hacía todo lo que él podía para cuidar de su ganado. Y el otro hombre tenía buenos tractores, pero él era muy perezoso para–para cultivar. Bueno, cuando llegó el otoño, él–él cortó el trigo y lo puso en el granero. El tenía un granero hermoso, ¡oh, qué cosa!, un granero bonito. Pero el otro hombre, él no tenía tiempo para el granero, pero éste se estaba asegurando que los... sus animales tuvieran buen alimento. Así que nació un becerro en cada establo, y–y al siguiente año, cuando llegó la primavera, Uds. saben, probablemente el becerro que había nacido en el establo bonito, con grandes y altas torres, Uds. saben, y asientos afelpados... (Uds. saben de lo que estoy hablando, así que Uds. pueden leer entre líneas). Pero él no tenía mucho alimento.

Así que entonces, ellos los soltaron, ambos lo hicieron, para que tomaran un poco de la brisa de primavera. ¡Oh, hermanos!, ese becerrito que había estado en una misionsita allá, en alguna parte, una iglesita, Uds. saben, él–él estaba bien gordo, y redondo, y lleno de vitaminas. ¡Hermanos!, cuando él salió allí, y ese viento empezó a soplar por encima de él (él estaba lleno de jengibre), él empezó a saltar y a “golpear sus tacones al juntarlos” y a–y a saltar, y a saltar, y a saltar. Bueno, él se estaba sintiendo bien. Ellos soltaron al otro becerrito; él había sido alimentado con hierbas eclesiásticas, Uds. saben. Cuando él salió allá, ¡pobre becerrito!, el viento casi lo tumbaba, iba tambaleándose de esa manera. Y él metió su carita en una hendidura de la cerca, y miró, y vio a ese becerrito contento y saltando, y saltando para todos lados, dijo: “¡Aaah, qué fanatismo!”

¡Oh!, a mí me gusta comer comida de oveja, buena comida, el poder de Dios, la Palabra de Dios. El Espíritu Santo se alimenta de eso. Eso es lo que la iglesia necesita esta noche: una buena predicación sólida, Evangélica, una enseñanza Evangélica, una salvación Evangélica, y el Espíritu Santo Evangélico. ¡Amén! No estamos tan interesados en qué... Esta nación pudiera que no necesite un nuevo presidente; la ciudad pudiera que no necesite un nuevo alcalde; pero lo que nosotros necesitamos hoy en día, es un buen avivamiento de San Pablo, chapado a la antigua, y el Espíritu Santo de la Biblia de regreso en la iglesia otra vez. Eso es lo que necesitamos: ovejas alimentadas con comida de oveja, no de hierbas eclesiásticas.

Ahora, ese nidito estaba todo arreglado, y ella le traía a él la–la comida, y él comía, y, ¡oh, hermanos!, él estaba creciendo. Ahora, cuando menos pensó, le empezaron a salir algunas plumas, Uds. saben. Empieza a entrar en la segunda obra de gracia. Y él–él empieza a emplumar mucho, Uds. saben. Así que la madre águila empieza a mirar en el nido, y ella empieza a pensar: “¿Sabes qué?, yo no quiero que mis hijos lleguen a ser gallinas”. Eso es todo. Uds. saben, Dios está determinado en eso. Y El no quiere que seamos gallinas ligadas a la tierra. Así que la madre águila dijo: “Me tengo que encargar de esto”. Así que, la primera cosa, Uds. saben, ella sacó a esos aguiluchos de ese nido. Eso es todo. Si ellos se quedaran allí, ellos se quedaban ligados a la tierra. Y de esa manera es. Uno sólo... Yo con frecuencia me he preguntado porqué fuimos y obtuvimos grandes educaciones, de las escuelas, para ser un predicador, y luego entramos con toda la historia de la iglesia, y todo eso, y todas las vitaminas y todo, y luego resultan diciendo: “Bueno, por supuesto, los días de los milagros ya pasaron”.

¿Cómo pueden Uds. alguna vez tomar a un hombre que se está muriendo congelado, cómo pueden Uds. alguna vez descongelarlo por medio de un fuego pintado? Qué si un hombre se está congelando, y Uds. le dicen: “¿Ve Ud. ese enorme fuego pintado allí? ‘En el Día de Pentecostés vino un estruendo como de un viento recio que soplaba; el cual llenó toda la casa donde estaban sentados’”. “Sí, yo estoy tiritando”. “Oh, el Espíritu Santo cayó sobre ellos, en lenguas como de fuego. ¡Oh!, eso fue una gran cosa, pero eso fue en el pasado”. ¿Ven? Eso es un fuego pintado. Uds. no se pueden calentar con eso. Si necesitamos fuego hoy en día, entonces no nos podemos calentar con un fuego histórico. ¿Qué bien hace un Dios histórico? Si el Dios de Abraham no es el mismo Dios hoy, si el Dios de Pablo no es el mismo Dios hoy, si el Espíritu Santo que cayó en Pentecostés no es el mismo hoy, ¿en dónde estamos entonces? Correcto.

Es como darle a sus canarios muchas semillas con vitaminas que le produzcan buenas alas, y mantenerlos en una jaula todo el tiempo. ¿Ven? El no puede usar sus alas. ¿Cuál es el provecho de aprender todo tocante a Dios, si Uds. tratan de decir que El murió hace dos mil años, y que todo se terminó allí? ¡Yo creo que El es el mismo ayer, hoy, y por los siglos! ¡El vive! Y El dijo: “Porque Yo vivo, vosotros también viviréis”. ¡Amén! Yo estoy contento por el alimento de águila. Correcto.

Escuche también el Mensaje Jehova Jireh No. 3

Dios en Nosotros

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