Bálsamo En Galaad MP3 - William Marrion Branham
59-1124
Cita del Mensaje de William Marrion Branham:
Hubo un tiempo en este país cuando no tenían toxina para la viruela. Mucha gente murió de la viruela. Pero no hay excusa hoy. Hay bastante toxina para la viruela. Y ellos tienen para otras enfermedades.
Hubo un tiempo que el... que no había mucho de una–una Toxina para el pecado, pero ahora sí hay. Hay bastante Toxina para el pecado. Bajo el antiguo pacto, allá en el tiempo del Antiguo Testamento, había una sombra o un tipo: ese era que ofrecían un cordero por el pecado.
Ahora, cuando el cordero moría, la sangre era derramada, la célula de sangre se rompía, el espíritu que estaba en el cordero no podía regresar en el creyente. Cuando un hombre pecaba en el Antiguo Testamento, él iba y ponía su mano sobre un cordero. Y el sacerdote degollaba al cordero. Y a medida que el animalito se estaba muriendo, pateando, balando, la sangre roja bañando su lanita blanca, el pecador mantenía su mano... sus manos en el cordero hasta que quedaba inmóvil y estaba muerto, comprendiendo que ese cordero había muerto en su lugar. El estaba pesaroso de que el animalito tuvo que morir por sus pecados. Pero sin embargo el espíritu de ese cordero no podía regresar sobre el creyente. Por lo tanto, había memoria del pecado continuamente.
Pero cuando un hombre va y por fe pone sus manos sobre la cabeza de Jesucristo, y siente los dolores del pecado del que murió por él en el Calvario, y las laceraciones y los–y los escupitajos sobre Su rostro, y las espinas sobre Su frente, y puede ver lo que Jesucristo hizo por él, y lo acepta sobre esas bases, el Espíritu de Dios regresa en los creyentes. Mata la mera naturaleza de pecado en él. Lo hace a él una nueva criatura. El no puede continuar como él era, porque es una nueva criatura.
Ahora, todos esos corderos fueron una sombra, o un peldaño, apuntando hacia un tiempo cuando Dios enviaría la verdadera Toxina. Así que Dios nunca escogió un conejillo de indias, ni tampoco El escogió algo más. Sino que El probó el suero en Su propio Hijo. El Hijo nacido de virgen descendió a la tierra, y Dios le dio a El la Toxina, la prueba de la Toxina.
Ahora, todos esos corderos fueron una sombra, o un peldaño, apuntando hacia un tiempo cuando Dios enviaría la verdadera Toxina. Así que Dios nunca escogió un conejillo de indias, ni tampoco El escogió algo más. Sino que El probó el suero en Su propio Hijo. El Hijo nacido de virgen descendió a la tierra, y Dios le dio a El la Toxina, la prueba de la Toxina.
Sucedió en la ribera del Jordán cuando El tenía treinta años de edad. Juan dio testimonio después que él lo bautizó, dijo: "Yo vi al Espíritu de Dios descendiendo como una Paloma, y se posó sobre El", y fue lleno con la Toxina de Dios. Y El lo probó y soportó la prueba. El caminó delante de enfermedades, y las enfermedades se desvanecieron ante El. El caminó delante de los inválidos, y los inválidos caminaron. Y cuando El fue puesto a prueba, cuando ellos escupieron en El, lo azotaron en la espalda, lo acosaron, tratando que se encolerizara, El dijo: "Yo pudiera hablarle a Mi Padre y El me enviará directamente doce legiones de Angeles". Pero ¿cuál era el problema?, ¿por qué no lo hizo El? La Toxina estaba tomando efecto.
El fue puesto a prueba. De allí El fue al Calvario: escupitajos de burla por todo Su rostro; Su rostro sangrando en donde ellos le habían arrancado la barba a manos llenas de Su rostro; golpeado, cuando El podía haber hablado una palabra y hubiera cambiado toda la cosa. Pero la Toxina tomó efecto. El murió. El traía los pecados del mundo. Todo pecado que iba a haber en el mundo fue puesto sobre El. Bajo esa carga de pecado, con todo el peso del pecado puesto sobre El, El murió. Murió de tal muerte, al grado que el sol se ocultó a medio día. Murió de tal muerte, al grado que las estrellas no brillaron. Murió de tal muerte, al grado que la luna no brilló. Murió de tal muerte, al grado que la tierra tuvo una postración nerviosa; se sacudió tan fuerte con escalofrío, al grado que las rocas se desprendieron de las montañas. El murió de una muerte que nadie podía morir. La Toxina tomó efecto. Y cuando El murió, Su alma fue al infierno, porque traía los pecados del mundo sobre El. Y El estuvo en el infierno por tres días.
El fue puesto a prueba. De allí El fue al Calvario: escupitajos de burla por todo Su rostro; Su rostro sangrando en donde ellos le habían arrancado la barba a manos llenas de Su rostro; golpeado, cuando El podía haber hablado una palabra y hubiera cambiado toda la cosa. Pero la Toxina tomó efecto. El murió. El traía los pecados del mundo. Todo pecado que iba a haber en el mundo fue puesto sobre El. Bajo esa carga de pecado, con todo el peso del pecado puesto sobre El, El murió. Murió de tal muerte, al grado que el sol se ocultó a medio día. Murió de tal muerte, al grado que las estrellas no brillaron. Murió de tal muerte, al grado que la luna no brilló. Murió de tal muerte, al grado que la tierra tuvo una postración nerviosa; se sacudió tan fuerte con escalofrío, al grado que las rocas se desprendieron de las montañas. El murió de una muerte que nadie podía morir. La Toxina tomó efecto. Y cuando El murió, Su alma fue al infierno, porque traía los pecados del mundo sobre El. Y El estuvo en el infierno por tres días.
Pero temprano en la mañana de Pascua, la Toxina empezó a actuar. El se levantó al tercer día, y apareció aquí en la tierra otra vez. Y El dijo: "Porque Yo vivo, vosotros también viviréis". La Toxina actuó en las tentaciones. La Toxina actuó en cada prueba. La Toxina actuó en la muerte. La Toxina actuó en la sepultura. La Toxina actuó en la resurrección.
Entonces El le dijo a Sus discípulos: "Yo quiero que Uds. sean inoculados con Ella. Y Yo los estoy enviando a Uds. con un botiquín para que vayan a todo el mundo e inoculen a cada uno que creerá". Hay un Bálsamo en Galaad. Ciento veinte subieron a un aposento alto, y cerraron las puertas, y atrancaron las ventanas. Ellos se quedaron allí diez días esperando que sucediera.
Mientras estaban en un lugar, unánimes, de repente vino un estruendo del Cielo como de un viento recio que soplaba. Era el Bálsamo de Dios descendiendo. Cuando El los tocó en el aposento alto, lenguas repartidas se asentaron sobre ellos como de fuego.
Salieron a las calles. Ellos tenían los resultados. Mostraron que habían sido inoculados. Mostraron que algo había sucedido. Todo el temor, y las cosas que tenían, se les desvanecieron, tan pronto como ellos recibieron la inyección de la Toxina de Dios del Espíritu Santo, que fue vertida sobre ellos. Los hizo babear, tartamudear, actuar como un montón de gente borracha, pero ellos estaban recibiendo nueva Vida. Dios estaba poniendo Su Vida dentro de esos ciento veinte. Ellos gritaron, aclamaron, hablaron en lenguas, corrieron, ellos–ellos actuaron como gente borracha porque fueron inoculados. Fueron inoculados en contra de los estilos del mundo.
Eso es lo que le pasa hoy a la iglesia Pentecostal: se ha vuelto muy a la moda; es mucho como el mundo. Lo que necesitamos es que se nos quite mucho de eso de nosotros. Necesitamos que otra inoculación Pentecostal del Espíritu Santo nos quite el almidón de la iglesia Pentecostal. Correcto, mi querido hermano, hermana. Eso es verdad. Necesitamos una inoculación, una nueva inoculación del Espíritu Santo.
Y era... "Oh", Ud. dice: "Eso sólo fue..." Alguien nos dirá: "Eso sólo fue únicamente para los apóstoles. Ellos eran los únicos que recibieron la Toxina".
Oh, no. No. El dijo: "¿No hay bálsamo en Galaad? ¿O es que no hay médico allí?"
Oh, sí, ellos tuvieron un médico. Seguro que lo tuvieron. El Dr. Simón Pedro se paró en el Día de Pentecostés. Y la gente dijo: "Nos gustaría recibir esto también".
El dijo: "Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el Nombre de Jesucristo para el perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo". ¿Qué? "Porque la promesa es (¿para quién?, ¿cuánto tiempo va a durar esta prescripción?), para vosotros y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare", serán inoculados. ¡Aleluya!
No con un apretón de manos, no con tener el nombre en un libro, sino que por un viento recio que sopla, que viene desde el Cielo, que llena el alma con inoculación, que quita el pecado de Uds., quita el mundo de Uds. Ellos salieron como personas nuevas, inoculadas, llenas con el Espíritu Santo. Es la promesa de Dios.
"¿No hay bálsamo en Galaad?" ¿No hay Espíritu Santo hoy? ¿No hay...? ¿Qué dijo Jesús? "Estas... Id por todo el mundo, e inocúlenlos", en otras palabras: "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio. El que crea y sea bautizado será salvo". Y después que estén inoculados, ellos mostrarán que están inoculados.
"¿No hay bálsamo en Galaad?" ¿No hay Espíritu Santo hoy? ¿No hay...? ¿Qué dijo Jesús? "Estas... Id por todo el mundo, e inocúlenlos", en otras palabras: "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio. El que crea y sea bautizado será salvo". Y después que estén inoculados, ellos mostrarán que están inoculados.
Uds. saben, hay algunos efectos secundarios de ello. Amén. Hay efectos secundarios. Como Uds. saben, si Ud. es inoculado para algo como difteria o algo, y no hay alguna reacción, bueno, su inoculación no tomó efecto.
Y si Ud. va al altar y dice: "¡Bendito el Señor, yo creo que yo lo recibí!", su inoculación todavía no ha tomado efecto. Si Ud. se regresa y empieza a fumar y a beber, haciendo las cosas que Ud. hacía, su inoculación todavía no tomó efecto. Si Ud. puede sentarse en reuniones como las que Ud. ve ahora, como las que ha visto esta semana, cuando el Espíritu Santo se está moviendo, obrando, y Ud. no puede esperar más para salir y decir: "No hay nada en eso", su inoculación todavía no tomó efecto. Correcto.
Jesús dijo: "Estas señales los seguirán", después que estén inoculados. "En Mi Nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán serpientes, beberán cosas mortíferas, pondrán sus manos sobre los enfermos. Estas señales seguirán" a los que han sido inoculados.
Jesús dijo: "Estas señales los seguirán", después que estén inoculados. "En Mi Nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán serpientes, beberán cosas mortíferas, pondrán sus manos sobre los enfermos. Estas señales seguirán" a los que han sido inoculados.
Hermano, hermana, hay bastante de Ella aquí. La casa está llena de Ella. El cuarto está lleno de Ella. Mi corazón está lleno de Ella. Otros corazones están llenos de Ella. Hay Bálsamo en Galaad. No hay necesidad de que la hija de la Iglesia de Dios esté postrada enferma con pecado. No hay necesidad de incredulidad en la iglesia. Deberíamos tener todo eso afuera. Con estas cosas nuevas que Dios nos está enviando, pudiéramos alcanzarlo y agarrarlo, y decir: "Amén", e irnos con él. Hay bastante Bálsamo en Galaad. ¿Lo creen Uds.?
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