La Iglesia Y Su Condición MP3 - William Marrion Branham
56-0805
Cita del Mensaje de William Marrion Branham:
Y Uds. hombres, Uds. pobres y pequeños seres, sin espinazo y afeminados, Uds., que permiten a sus esposas hacer una cosa semejante a esa, eso muestra de qué están hechos. Esa es la razón de que Uds. no tienen el Espíritu Santo como lo profesan tener, o Uds. tendrían suficiente Algo en Uds. para hacerla actuar como una dama mientras ella viva con Uds., de todas maneras. Amén. Eso suena chapado a la antigua, cortante. Pero eso es lo que la iglesia necesita hoy en día, es una lavada chapada a la antigua por el Espíritu Santo, y una tendida y una secada, y una planchada, por el Espíritu Santo. ¡Seguro!
¡En qué condición se ha metido el mundo! ¡Cómo salen a la calle y se comportan! ¡Cómo pegan Uds. su cabeza a una televisión el miércoles por la noche, y no van a la iglesia! Cómo Uds....Pues, pero, no hay un solo niño en el país...sabe todo acerca de quien es David Crockett. Y esa sucia mentira, diciendo que el mató a un oso a los tres años de edad, Uds. saben que esa es una mentira, pero Uds. permiten que sus niños se llenen sus cabezas de eso. Y no hay uno por ciento de entre cien que supiera algo alguna vez acerca de Jesucristo. ¡Es porque este mundo se ha vuelto tan contaminado! Esta nación, tan ridícula y tan alejada de Dios, ha rechazado el Espíritu Santo.
Oh, Uds. dicen: “Yo voy a la iglesia y grito”. Uds. pudieran hacer eso. Pero, hasta que ese manso Cordero de Dios se establezca en su corazón, y los haga limpiar su vida y actúen como una persona diferente, no les hará ningún bien imitar el Cristianismo. Uds. tienen que tenerlo. Amén.
Yo entré a una casa aquí no hace mucho tiempo, a visitar a un hombre enfermo, y una señora estaba acostada, sentada allí. Y un pequeño Oswald entró, con un sombrero colocado al lado de su cabeza, dijo: “Mamá, ¿está lista la comida?”
Ella dijo: “Cariño, no hemos tenido tiempo”, dijo, “esta mañana, para preparar comida”. Dijo: “Te estoy preparando un emparedado”, dijo, “hay unas naranjas”.
El se acercó y cogió una naranja, la miró, la mordió, la tiró contra la pared tan duro como pudo, el jugo corrió, dijo: “Si eso es todo lo que tienen en este lugar, entonces me voy a salir”, así.
Yo pensé: “¡Oh Dios, él debería de ser mío como por cinco minutos!” ¡Hombre, yo le arrancaría la piel como nunca ha sabido él que ha sido arrancada! Pero ellos estaban allí, teniéndole lástima y mimándolo. Lo que él necesita es una buena paliza chapada a la antigua. Eso es lo que necesitamos, algunos hogares chapados a la antigua otra vez, y algunos predicadores que se paren detrás del púlpito y que prediquen la Verdad, y la pongan donde Ella tiene que ser puesta. Amén. Eso es verdad. ¡Oh, hermanos!
La pequeña María da zapatazos con sus piececitos, y levanta esa naricita y voltea esos pequeños labios color de rosa (con las cosas de Max Factor) hacia arriba en el aire, y levanta su cabecita y se sale de la casa. ¡Qué desgracia! ¡Qué desobedientes están siendo los hijos! La Biblia dice que lo serían. La Escritura dice que lo serían. Cómo actuarían, cómo harían, y las cosas que están sucediendo en el mundo hoy, es debido a que han alejado al Espíritu Santo contristándolo.
Hace unos años. Yo voy ahora, en unos días, a celebrar el primer descenso del Espíritu Santo en América, hace cincuenta años este año, en la reunión de la Calle Azusa, una reunión Pentecostal en los Angeles, donde ellos tuvieron el primer descenso del Espíritu Santo, cuando la gente se juntó. Cuando Cristo descendió entre esa gente, ellos eran tan mansos, tan pacíficos. Vivieron vidas piadosas. Vivieron vidas de sacrificio. Estaban dispuestos a ceder. Estaban dispuestos a ser guiados por el Espíritu Santo. A ellos no les importaba lo que la gente decía, eran “chapados a la antigua”, ya sea que dijeran que estaban “locos” o qué al respecto, ellos estaban dispuestos a ser guiados por el Espíritu Santo.
Pero, hoy, oh, hermanos, con una borla para polvo y una caja de maquillaje, y unos pantalones cortos puestos, y andan afuera en la calle, pues, ¡es una desgracia! Y llamándose a sí mismos: “con el Espíritu Santo”. Oh, Uds. dicen: “Pero yo hablé en lenguas”. Sí, y también el Diablo lo hace. “Oh, yo grité”. Y también el Diablo lo hace. El Diablo puede imitar todo lo que Dios tiene, excepto el amor, y él no puede imitar el amor. Sí.
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