Israel En El Mar Rojo 2 MP3 - William Marrion Branham
53-0327
Hermano, si alguna vez ha habido un sentir extraño entre naciones, es en esta noche. Algo está por suceder. ¡Aleluya! Aun el canto dice: “Cuando Yo vea la sangre, pasaré de vosotros”. Padre, será mejor que mire en la puerta en esta noche, examine. Saque esas latas de cervezas del refrigerador y bótelas, tire ese paquete de barajas por la puerta, y convoque una reunión de oración en su casa. Ud. pudiera ser diácono; pudiera ser síndico, pudiera ser esto, aquello, o lo otro; pero mire, lo que necesitamos hoy es un avivamiento nacido del Espíritu Santo, enviado de Dios, chapado a la antigua, que enderece a la nación. Eso es verdad. No necesitamos teologías y así por el estilo. La gente en sus iglesias está tratando de hacer grandes y finas bancas, y grandes órganos de tubo y cosas así, diciendo: “Yo pertenezco a esta multitud. Pertenezco a aquella multitud”. Estoy contento de decir, como dijo Pablo de antaño, ante el rey: “En el camino que llaman herejía, así adoro yo al Dios de nuestros padres”. ¡Aleluya! “Herejía, locura, necedad”, para el mundo, pero glorioso para aquellos que están en Cristo, y gozo. “Muertos”, (Aleluya, sí, señor), “¡escondidos en Cristo!”… Ud. dice: “Bueno, el diablo vino y me atrapó”. ¡No, él nunca lo hizo! Ud. fue a él.
La Biblia dice: “Habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios, sellados por el Espíritu Santo”. ¿Cómo pudiera el diablo atraparle? Ud. salió. Eso es correcto. El diablo nunca le atrapó. Noten, ¡qué hermoso!
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